La piel es un termómetro muy preciso de nuestro estado anímico. Pero no solo es el órgano más sincero que tenemos: también es el más extenso. Todo nuestro cuerpo está recubierto de piel y se calcula que hasta el 15% de nuestro peso le corresponde. Si nuestro cuerpo es un templo, no podemos olvidar que la piel es su revestimiento más importante.
Por eso, mimarla resulta fundamental. Ahora que llega el verano, la ropa se acorta y la piel sale a conquistar playas toca respetarla más que nunca. Te dejamos algunos consejos sencillos y fáciles de aplicar en tu rutina diaria para que tu piel esté tan brillante y luminosa que parecerá que llevas siempre incorporado un filtro de Snapchat.
1.Mantenla hidratada
Seguramente lleves toda la vida escuchando lo importante que es beber dos litros de agua diarios. Pero lo cierto es que entre las prisas y los ritmos acelerados del día a día muchas veces cuesta sacar el hueco para hacerlo. Y sin embargo, una buena hidratación es clave para que la piel recupere su brillo natural, pues la deshidratación acelera el envejecimiento prematuro de la piel y favorece la aparición de arrugas.
Un gesto tan cotidiano como beber agua te ayudará a reducir la retención de líquidos que se acumula junto a los párpados y logrará que te veas menos hinchada. Intenta llevar siempre una cantimplora en el bolso y en tu mesa en la oficina para acostumbrarte a beber siempre que te apetezca. También puedes incorporar los sérums a tu rutina diaria, pues su alta concentración de activos penetra en las capas más profundas de la piel y logra nutrirla desde dentro. Si te animas, lo ideal es que te apliques una crema hidratante con un pequeño masaje dos veces al día: una vez por la mañana y otra antes de acostarte. Apenas te llevará un par de minutos, pero los resultados valdrán la pena.
2. Libérate del estrés
La ansiedad no solo tiene consecuencias a nivel psicológico, sino que también tiene un impacto directo en la piel. Seguramente has notado que en los períodos de más nerviosismo y agobio te han salido manchitas, rojeces o granitos en la piel. Esto es debido a que -ante la presión continuada- el cuerpo libera histamina, como si reaccionara a una alergia. Además, se produce un incremento de los niveles de adrenalina y cortisol, lo que produce la aparición de urticarias y enrojecimiento.
Sabemos que combatir el estrés es complicado, pero puedes reducir sus efectos negativos en la piel si limpias bien tu rostro a diario. Así, mantendrás a raya el exceso de grasa que produce el cuerpo en estos casos y evitarás la aparición del acné. Es muy importante también que intentes cuidar el sueño. La piel se regenera de noche y un descanso adecuado es fundamental para evitar el aspecto cetrino, las ojeras y las bolsas de ojos. Procura cenar siempre al menos dos horas antes de ir a la cama y trata de dedicar las últimas horas del día a mimarte y relajarte para evitar acostarte angustiada.
Una buena idea puede ser regalarte un masaje facial antes de irte a dormir. Está comprobado que reduce los niveles de estrés y además activa la circulación sanguínea, por lo que mejora el aspecto cutáneo. Puedes aprovechar para aplicarte crema hidratante mientras lo haces y así te sentirás mejor por dentro y te verás mejor por fuera.
3. Come sano
Pocas cosas tienen más impacto en la piel que la alimentación. Al ser un tejido vivo en constante renovación, nuestra piel necesita el aporte constante de nutrientes para producir células nuevas. Los alimentos ultra procesados pueden hacer que la piel se inflame y se obstruyan los poros. Por eso, es conveniente dejar de lado la bollería y las patatas fritas y apostar por picoteos más saludables. Los frutos rojos contienen ácido elágico, que reduce la degradación del colágeno causada por el exceso de sol, por lo que son ideales para mantener la piel firme en los meses de verano.
Además, las verduras de hoja verde -como las espinacas y el brócoli- contienen muchas vitaminas, minerales y antioxidantes que estimulan la regeneración de la piel y evitan la aparición de arrugas. Es importante también incluir alimentos probióticos, como el yogurt o el kéfir, pues refuerzan las barreras protectoras de la piel y controlan la inflamación de la misma. Si te apetece darte un capricho, no dudes: el chocolate negro será tu mejor aliado. Contiene antioxidantes que te ayudarán a combatir los radicales libres y a cuidarte mientras disfrutas de su delicioso sabor.
4. Despídete del tabaco
No queremos ser moralistas, pero tampoco podemos obviar la realidad. Y lo cierto es que cada vez que enciendes un cigarrillo estás envenenando tu piel. Este hábito disminuye el flujo sanguíneo arterial, lo que implica que el oxígeno y los nutrientes se encuentran con dificultades para llegar al tejido cutáneo. Por tanto, la piel envejece a un ritmo mucho más rápido y se acartona.
Además, el colágeno y la elastina encargados de mantener la tersura también se debilitan, lo que favorece la aparición de arrugas prematuras. A todo esto hay que añadir que, al fumar, los labios se fruncen dando lugar a las antiestéticas arrugas verticales conocidas como “código de barras” alrededor de la boca. Si fumas y la imagen que te devuelve el espejo tiene un cutis que amenaza con parecerse más al de Benjamin Button que al de Kyle Jenner, el primer gesto para reconciliarte con tu aspecto y tu salud pasa por tirar a la basura ese paquete de cigarrillos que se esconde en tu bolso.